Cogió la manta de cuadros y la extendió sobre el césped. Se quitó los zapatos y dejó que las finas briznas de hierba juguetearan bajo sus pies.
Se sentó con las piernas cruzadas y simplemente esperó. Pocos minutos después sintió como un leve aliento ,junto a su oído, le decía que la quería.
Ahora su cintura estaba rodeada por unos brazos que reconocía perfectamente. Los acarició. Los recorría de arriba a bajo con sus dedos.
Sentía sus finos labios sobre su nuca. Se sentía tan bien…. Se giró y allí estaba, mirándola y sonriendo. Se perdía entre sus ojos cada vez que lo miraba.
Ella sonrió y simplemente lo besó. Su barba le hacía cosquillas, pero le gustaba.
Lo rodeó con los brazos y se tiró sobre él. No hacían falta las palabras, los besos y las caricias lo decían todo.
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