Se miro en el espejo y su imagen apenas se reflejaba. Limpió el cristal con una de las mangas de su jersey y se volvió a mirar. Allí estaba, simplemente ella. Estaba triste, cansada y enfadada. No estaba nada bien. Su aspecto descuidado y sus ojeras indicaban que estaba en lo cierto.
La sangre hervía en sus venas, no quería aceptarlo , no podía, al menos no ahora.
Alzó el puño contra el cristal. Este se resquebrajó en mil pedazos que se clavaron en su mano, haciendo que la pileta se empezara a llenar con pequeñas gotas de sangre. Dolía. Dolía casi tanto como lo que se negaba a aceptar.
En ese momento el entró por la puerta. La abrazó y la contuvo. Ella sin poder aguantar más, se puso a llorar entre sus brazos como si fuera una niña pequeña. Se sentía tan frágil, tan pequeña, tan minúscula....
Era como la Caja de Pandora…cuando nadie se empeñaba en destaparla todo estaba bien, pero cuando lo conseguían … todo el caos y la destrucción del planeta se juntaban en un mismo punto…ELLA.
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