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miércoles, 6 de abril de 2011

K

Eran las 8 de la mañana y seguía dando vueltas en aquel colchón de un motel de carretera a las fueras de la ciudad. Se levantó como pudo y avanzando con cuidado entre las botellas de tequila y abrió las cortinas. Mierda, no estaba allí. Era inútil esperarlo, lo sabía, sin embargo, no podía evitarlo.

Se sentó en aquel mugroso sofá y se quedó mirando su foto. Dios...le quería tanto. Las lágrimas empezaron a caer sobre el papel de foto formando marcas de agua que la envejecían todavía más .Parecían tan felices en ella...Venecia...el viaje de su vida. ¿Qué había pasado para que ahora estuvieran así?.El no saberlo la enfadó tanto que se levantó y entre gritos, estampó una de las botellas contra la pared .El líquido se derramó por la pared a la vez que ella se deslizaba hacia el suelo. Parecía ahora una niña, solitaria y desprotegida, o al menos así se sentía. El ruido creado por el impacto, se parecía bastante a cuando le había roto el corazón. ¿Su corazón...una botella?
Es probable. Ambos tenían una gran capacidad y su interior se adaptaba pero, pero fuera, su fragilidad era infinita.
No podía seguir así. Se duchó, se enfundó en sus jeans y se pintó los labios de rojo. Se acabó, era hora de pasar página y ser dueña de su propia vida. Así fue, enchufó la guitarra a los amplificadores y empezó a darle caña. Su canción favorita sonaba ahora TNT-AC/DC. Oh dios… esa canción le venía ahora al pelo…estaba a punto de estallar, cualquier  pequeño cambio podía detonarla.
Minutos después, cuando acabó de tocar la canción, se sentía mucho mejor. Desconectó la guitarra, guardó todo el equipo en el maletero del coche y dejó aquel asqueroso sitio dando un portazo al salir.
Se sentía viva de nuevo. El interior del coche era de color negro perfecto según ella, y del retrovisor colgaba una K que alguien le había regalado. Con su Cadillac rojo en la carretera ,sus gafas de aviador y su chaqueta de cuero…nadie la paraba.


Mientras en la otra punta de la ciudad, él está sentado en el borde de la cama mientras observa como una de las tías que se había tirado la noche anterior se iba. No funcionaba. El sexo no funcionaba. Le hacía recordar demasiado los polvos esporádicos con K  en el ascensor. Joder, la única chica a la que había querido se encontraba ahora muy lejos, y por si no fuera poco…lo odiaba.



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