Eran las siete de la tarde y todo se había desmoronado. Parecía que iba a ser un día perfecto , bueno, con su correspondiente cansancio pero un día feliz al fin y al cabo.Nada de eso.
Ahora estaba sentada en una de las sillas del comedor, garabateando en una hoja. Apenas se distinguían las letras de lo que estaba escribiendo, se veían demasiado distorsionadas por las lágrimas que caían sobre el papel.
Bajo esos manchones de tinta se podía leer "Si miras fijamente al abismo, este te devuelve la mirada". Que acertado había estado Nietzsche cuando la escribió.
Lo sabía, lo sabía de sobra. No podía estancarse en revivir una y otra vez los problemas, las cosas que le preocupaban.Tenía que avanzar, o al menos, dejar un poco más de lado estas cosas y esforzarse por seguir sonriendo. Las palabras que tan equivocadas decimos, los actos que erramos se quedan grabadas como si con fuego fuese,y no debería ser así.Pero, ¿que pasa cuando la causa de tus "problemas" es la persona que causa tu felicidad? Es una putada.
Pero más putada es todavía sentirse mal por no saber que hacer. Decirle un lo siento ahora no parecía suficiente ¿que hacer?.No puede vivir sin el, pero a veces también la enfurece tanto que le pegaría. Se muere por decir todo lo que piensa,todo lo que siente....Supongo que eso es el amor, una de cal y otra de arena, mezcladas con mucho cariño.
Dejó el boli sobre la mesa y avanzó como pudo hacia el salón. Se sentó en el sillón más próximo a la ventana, alzó la cabeza y allí se quedó mirando las estrellas. Era curioso,hasta ellas se resentían de no estar con él.
Hacía una noche perfecta para salir, pero las ganas se había visto mermadas y ahora, solo quería desaparecer de allí.

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