lunes, 29 de noviembre de 2010
El frío cuarteaba sus mejillas y los escalofríos recorrían al completo su espina dorsal.
No le importaba.De pronto se puso a llover.Las gotas caían sobre su paraguas y ese sonido no le gustaba demasiado.Empezó a granizar y echó a correr hacia los soportales más próximos.Tenía los pies helados y una esporádica ráfaga de invierno alborotó sus cabellos negros convirtiéndolos en una espesa maraña negra que hacía un contraste perfecto con el blanco de aquella estampa puramente hibernal .Hacia tiempo que no veía aquella situación tan maravillosa.Se sentía feliz.
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