Habían pasado ya varias semanas desde que se habían visto. Él no lo sabía, pero ella sigue yendo a todos y cada uno de los lugares que compartió con él. Estaba el banco,el parque o el paseo. Era precioso ir y recordar, y tener de hecho fotos de aquellos lugares.Sí...bonito. Tan bonito que duele.
Se podía pasar horas y horas contemplando desde la distancia como idílicos personajes recreados en su mente revivían todos y cada uno de sus pasos. Como personajes ambarinos y con detalles nacarados eran los más felices del planeta. Las cosquillas,las sonrisas, los besos....todo aquello que contrarrestaba las lágrimas que ahora bañaban sus ojos y discurrían por la piel de sus mejillas.
Daría todo por volver a aquellos días, por parar el tiempo y quejarse de que no quiere salir de ahí. Pero el tiempo pasa y todo cambia.
Ahora estaba sentada en la cama, con la mirada bajada observando sus blanquecinos calcetines. Se sentía sola, triste y como si su existencia ya no dependiera de ella misma, sino que era un títere en manos de un maestro.
Creo que ahora ya sabe lo que es que le quiten una parte de sí misma que nada puede llenar.
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